El telescopio espacial Nancy Grace Roman de la NASA nos ofrece una visión sin precedentes en el corazón de nuestra galaxia, la Vía Láctea. Esta increíble misión tiene como objetivo monitorizar cientos de millones de estrellas en busca de destellos y señales que indiquen la presencia de planetas, estrellas distantes, objetos helados en los confines de nuestro sistema solar, agujeros negros solitarios y mucho más. Estamos a punto de presenciar el descubrimiento del exoplaneta más lejano jamás conocido, revelando una parte de nuestra galaxia que podría albergar mundos sorprendentes y desconocidos.
La observación continua del cielo por parte del telescopio Roman contribuirá enormemente a la astronomía temporal, una rama científica que estudia cómo evoluciona el universo con el paso del tiempo. Nuestro querido Roman colaborará con una red internacional de observadores con el fin de registrar estos cambios cósmicos. Su investigación temporal se centrará en la Vía Láctea, utilizando su visión infrarroja para traspasar las nubes de polvo que a menudo ocultan nuestra visión de la región central densamente poblada de la galaxia.
El lanzamiento del telescopio Roman, programado para mayo de 2027, marcará el inicio de una misión apasionante en la que exploraremos el centro de la Vía Láctea en busca de eventos de microlentes. Estos eventos ocurren cuando un objeto, ya sea una estrella o un planeta, se alinea perfectamente con una estrella de fondo no relacionada desde nuestra perspectiva. El objeto cercano actúa como una lupa natural, creando un breve aumento en el brillo de la luz de la estrella de fondo, lo cual indica la presencia del objeto intermedio.
El plan actual es que el telescopio realice una imagen cada 15 minutos durante aproximadamente dos meses, lo que resultará en más de un año de observaciones durante la misión principal de cinco años del telescopio Roman. Se espera que se descubran más de mil planetas que orbitan distantes de sus estrellas en sistemas mucho más alejados de lo que cualquier misión anterior ha logrado detectar. Estos mundos podrían encontrarse en la zona habitable de sus estrellas y algunos podrían tener una masa similar a la de nuestra luna.
Además, el telescopio también será capaz de detectar planetas errantes, aquellos que no orbitan alrededor de una estrella. La observación de estos planetas podría brindarnos pistas sobre la formación y evolución de los sistemas planetarios. También nos ayudará a explorar qué tan comunes son los planetas en diferentes tipos de estrellas, incluyendo los sistemas binarios.
La misión Roman también tiene como objetivo identificar objetos en una zona cósmica «gris»: las enanas marrones. Estos objetos son demasiado masivos para ser considerados como planetas, pero no lo suficientemente masivos como para convertirse en estrellas.